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21 may 2016

Me voy.

Creo que por fin he aprendido que hay palabras que no se dicen, no hace falta que sean dichas en voz alta porque ya se dan por supuestas. Ya ves tú qué tonta he sido toda mi vida, yo esperando a que la gente me avisase de cuándo iba a desaparecer de mi vida para poder hacerme a la idea y resulta que se van sin avisar, cuando menos te lo esperas y cuando más duele su ausencia.

Así que ahora voy a ser yo la que se vaya de la vida de todos aquellos necios que no me merecen, me reservaré para la gente que valga la pena y aprovecharé para ser egoísta y empezar a pensar más en mí misma, en cómo cuidarme para no necesitar nunca a nadie, para no caer en la trampa del resto del mundo que sólo está pensado cuándo voy a dejar de interesarles para irse, sin avisar por supuesto.
No me importa despertarme un día y ver que no me queda nadie al lado, necesito quererme más a mí misma, dejar de depositar mi vida en otra persona que no antepone nada a ellos mismos, voy a dejar de entregarme en alma y corazón. Aprenderé a refugiarme en mí misma y a saber salir adelante sin ayuda, sin la agonía de estar buscando constantemente una mano que tire de mí hacia arriba. Contaré conmigo misma para todo y nunca tendré que irme, podré ser feliz y podré llorar, y seré quien quiero ser.

Y entonces comprenderé que no me servirá de nada estar sola. Que siempre voy a necesitar y me van a necesitar, que viene bien que de vez en cuando alguien deje de respirar un rato para que tú puedas hacerlo y no te hagas. Así que voy a vivir como quiero vivir, con las personas con las que quiero compartir mis buenos y malos momentos y con quienes sé que de verdad se van a alegrar de mis logros y van a sufrir con mis pérdidas.

Aunque suene irónico
me voy
de mí misma,
un rato,
para poder encontrarme.